sábado, diciembre 20, 2008

MAGIA... otra vez

Después de mucho rato de ensayar y entrenar, por fin llegó el momento del re-debut, habían pasado más de dos años, desde que hice por última vez, magia en un escenario.
Mi amigo personal, Mago Hernán, anuncia que es “como mi primera vez”, en cuanto a este tipo de show, -casi como pidiendo que sean piadosos con mi performance- sin embargo, por esas cosas de la vida y mientras Hernán me presenta, los nervios se van diluyendo y gracias a la magia, entro tranquilo, con la clara idea de lo que tenía que hacer y actúo como si sintiera que, en vez de dos años, sólo hubieran sido un par de semanas, entre ese último show en un colegio y el que ahora me hacía regresar.


Empiezo el primer juego; la gente guarda silencio, y pone mucha atención hago que la atención se devuelva hacia ellos, más bien hacia los niños que me amablemente me asisten, un par de bromas, y ya la audiencia se va dejando llevar por lo que les proponía.
Sin darme cuenta, mi misdirection, empieza a funcionar como quería, y es que tal y como, lo propone el Maestro Tamariz, en su libro “Los Cinco Puntos Mágicos” jamás dejo que se rompan los hilos que me unen con la mirada atenta de los espectadores.
Si muevo los brazos, o doy un salto o remarco alguna acción con mi mirada, sus ojos inmediatamente, tratan de capturar mis movimientos y lo que yo estoy viendo, me doy cuenta de ello y lo aprovecho a concho, en favor del espectáculo.
Termino mi mini rutina –de 5 juegos-, y justo como lo soñé y espere, salgo entre aplausos, la gente me mira con sonrisas y señales de aprobación en sus rostros.
Nos felicitan y nos hacen las típicas preguntas de público, “¿Cómo se hace?, “¿es muy difícil?, “¿hay que entrenar mucho?” y otras hierbas.
En la tarde y sorpresivamente, Hernán me invita a otro evento, -con lo contento que estaba acepté de inmediato- ahora el público es mucho más cercano, y siendo un cumpleaños de un niño de diez años, el enfoque es infantil y bastante menos salón, pero no por eso deja de ser dinámico, y las bromas probadas anteriormente, se repiten ahora con más y mejor recepción de los presentes.
Hago cinco efectos, la gente se maravilla, se ríe y oigo por fin los tan anhelados “¡Ohhh, que bonito!, ¡Ahhh, que bueno!”, seguido de aplausos, me relajo y le saco trote a mi magia, haciendo que mis efectos se vieran redonditos, me despido dando gracias por la recepción del respetable.
Sábado 13 de Diciembre, 21:30; terminamos de guardar nuestras herramientas mágicas y nos subimos en el “delorean” (charade G20, año 1983) del cartomago Andretty.
Al acomodarnos en nuestros asientos, vemos a un par de niños tratando de meterse en la boca, los restos de “tiraboca” que dejé tirado durante mi penúltimo efecto, los miro me rió, al verme se avergüenzan, y lo tiran, les hago chao, con mi mano, vuelven a tomar el trozo de papel y salen corriendo felices, para tratar de descubrir el secreto –imagine-.

No hay comentarios.: